ALEJANDRO OLVERA
MOLINAR
Si
bien el tatuaje ha existido desde el principio de los tiempos, poco a poco se
ha adentrado en la cultura moderna, de tal manera que se ha vuelto más común
para las personas alrededor del globo. El tatuaje tiene una imagen de cholo,
contexto que la gente le atribuye a esa marca en la piel. Sin embargo, día a
día la cultura se ha vuelto más tolerante respecto a la aceptación del tatuaje.
De
acuerdo con las experiencias de varias personas, el miedo es latente desde que
se decide tomar el primer paso para tatuarse, pero conforme se van adentrando en
esta cultura, éste se pierde. El tatuaje cuenta historias, alberga secretos y
emana sentimientos, es más que una marca en la piel, es algo único de la
persona que lo porta, algo que con el paso del tiempo se convierte en algo más
que un dibujo, cobra vida con la persona.
El
principal problema del tatuaje es que todavía no es completamente aceptado en
la sociedad, por lo que numerosas empresas discriminan y rechazan a personas
con tatuajes. Alonso Vega, director nacional en Finestra, (un fondo de
inversión) y portador de un tatuaje que cubre la totalidad de su brazo derecho,
comentó que esta situación se está transformando velozmente. Cualquiera
pensaría que alguien con un tatuaje de tal magnitud sería incapaz de crecer en
el mundo profesional, pero he aquí un ejemplo de que esto es una mentira.
Stephany
Olvera, directora de relaciones públicas del club deportivo Atlas Guadalajara,
a sus 25 años de edad, tiene un tatuaje que cubre la totalidad de su espalda
hasta la rabadilla, y sin embargo comentó que nunca se ha visto discriminada
por su tatuaje.
La
ideología arraigada en la sociedad, nos han hecho creer que una marca
permanente en la piel, afectará el desempeño laboral y social del ser humano, pero
según comentan los portadores de tatuajes, esto está desapareciendo pues día a
día el tatuaje se está adentrando en nuestro contexto social, por lo que poco a
poco nos veremos envueltos a un mundo
lleno de color, arte e historias personales y libre de discriminación hacia
este popular y milenario arte.
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