Por Manuel García
Cuando la música a hecho su trabajo y satisface a la audiencia a llegado el momento de ofrecer un cabaret de variedades y esto lo entendió muy bien el grupo Pneumus. Una banda tapatía que con el tiempo nos han mostrado que existen nuevas alternativas, mientras la mayoría de las bandas ya habían desgastado sus guitarras eléctricas, los Pneumus sacaron su tololoche, acordeón, banjo y otros instrumentos que sirven para realizar un muy buen spaghetti musical: jazz, blues hasta ritmos más tropicales hacen mover al más torpe.
Cuando la música a hecho su trabajo y satisface a la audiencia a llegado el momento de ofrecer un cabaret de variedades y esto lo entendió muy bien el grupo Pneumus. Una banda tapatía que con el tiempo nos han mostrado que existen nuevas alternativas, mientras la mayoría de las bandas ya habían desgastado sus guitarras eléctricas, los Pneumus sacaron su tololoche, acordeón, banjo y otros instrumentos que sirven para realizar un muy buen spaghetti musical: jazz, blues hasta ritmos más tropicales hacen mover al más torpe.
Pero Pneumus no sólo es músicos, son artistas completos, desde el momento en que llegan al lugar de la presentación, vestidos al estilo de los años 20’s y con una caracterización casi chaplinesca, interactúan con los ahí presentes sin hablar, pero ¿Cuál es la razón por la cual estos artistas no hablan? La respuesta es simple: cine mudo.
Pneumus además de una buena música nos ofrece proyecciones visuales las cuales se encargan de ambientar con su música, algunas imágenes del viejo oeste, las profundidades del mar -que nos recuerdan a la película Metropolis-, donde los mismos integrantes se encargan de los efectos de sonido que la película demande, desde un tren, hasta sonido de caballos hechos con simples objetos que uno puede hallar en su casa o en la calle.
Este año Pneumus colaboró en la musicalización de un cortometraje aportando así su experiencia en el séptimo arte. Aun así a esta banda no la podemos encontrar en lugares tan accesibles y sencillos como en el café André Breton o en el Teulloc, lo que refleja que es una banda humilde y cercana a su público. No les sorprenda si un día de estos los ven tocando y actuando por la calle, porque cualquier lugar y evento es una buena oportunidad para demostrar la creatividad y el talento de estos jóvenes ilustres del ahora folklor tapatío.