martes, 7 de diciembre de 2010

El obturador está puesto en Temaca








Por Alonso Garibay

10 de noviembre del 2010.

A dos horas de haber comenzado a iluminar el alba los arcos de Guadalajara, empezaban a calentarse los cuerpos y por consecuente , las cuerdas vocales de unos inconformes, molestos, enÈrgicos y cuasi organizados reclamantes que arribaban a dicha zona para apoderarse de dos de las arterias m·s grandes de nuestra urbe.

Las razones, diversas. La agrupación , estimada entre los quinientos y mil manifestantes según diversos medios, denotaba indignación por varios motivos; el principal, el cese de la construcción de la presa “El Zapotillo”, la cual inundar· tres poblados del municipio de Cañadas de Obregón: Temacapulín, Acasico y Palmarejo.

Adheridos al colectivo se visibilizaban habitantes de Tenacatita, quiénes exigían les devolvieran sus tierras. Aunado al convoy humano, estudiantes de la Universidad de Guadalajara (preparatoria 7), ITESO, El Barzón Popular, danzantes, integrantes de organizaciones no gubernamentales como Ciudad Para Todos y GDL en Bici y cientos más de empatizantes con el sol a cuestas, comenzaban a enfilarse de cara a la minerva para darle una vuelta olímpica y tomar Av. Hidalgo en dirección al palacio municipal en busca del asqueado gobernador de Jalisco: en voz de algunos presentes, “Etílio” González Márquez.

“Jaliscienses al grito de guerra”. Pancartas creativas, denunciantes, algunas otras sólo ilustraban el benemérito léxico de las generaciones presentes. Los coros, algunos melodiosos y otros aguardentosos, enunciaban cánticos en protesta, repudio y creativa comicidad.

“Temaca vive, la lucha sigue”

“Rios para la vida, no para la muerte”

Los pronunciamientos anteriores nos regalaron una óptica general de la principal motivación y/o las personas quiÈnes conformaban dicha peregrinación hacia el centro de Guadalajara; más no, quizás, las verdaderas intenciones o factores reales que propiciaron que se sumaran otros entes que también conformaban aquel semi-organizado cardumen humano.

Pudiésemos hablar desde unos estudiantes de preparatoria que conocían parcialmente los hechos en Temacapulín o quizás “asistieron por que su maestra los invitó”, los cuales añadieron más creatividad y ludicidad que propuesta en sus mensajes escritos y orales. A su vez, un barzón con porras, coros y sentimientos añejos, en los que no se mencionó ni una sola vez la palabra “río o Temaca” en cambio, sólo se exhalaban frases como “el pueblo unido jamás será vencido” y “Sr. Calderón por qué no usó condón, Sra. Hinojosa por qué parió esa cosa”, entre otras… frases más retadoras que demandantes, en contraste al lineamiento de la temática de ese día.

Los testigos. Transeúntes, personas que esperaban el par vial o algún transporte que debía caminar sobre la vÌa capturada, mostraban inconformidad ante estos actos, pronunciando algún tipo de breviario soez y/o poseyendo diversificados rictus. Hasta llegar a los conductores, quienes reflejaban intolerancia y apatía a las demandas de los también habitantes del estado jalisciense, aquellos que sugerían que se fueran al Distrito Federal a manifestarse “con todo y sus madres”.

La pretensión de este trabajo, radica únicamente en darle imagen a las diversas voces, matices, edades, diferencias geográficas de los asistentes. Desde el grito desesperado de la senectud defendiendo su hogar, costumbre y patrimonio ancestral, hasta el alarido en gestaciÛn, silencioso, de los infantes que presenciaban, caminaban y demostraban, junto a sus generaciones antecesoras la demanda de respeto a la individualidad colectiva de todos, la que ha sido agredida por la mala política, los intereses de unos cuantos y la indiferencia de los restantes…

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