Por Antonio Arriaga. Fotoperiodismo.
Así habló el artífice Manuel Bastos:
“Trabajar la artesanía no es lo mismo que antes; las ideas, el desarrollo en el patrimonio de los individuos que nos dedicamos a esto, definitivamente ha cambiado mucho; sin embargo, algunos nos mantenemos acá porque es importante”
Tonalá, la cuna alfarera, es el mote que identificó al poblado de la Zona Metropolitana de Guadalajara… aun sigue vigente, pero puede que con el paso del tiempo, el apodo no perdure.
“Muchos de los nuevos artesanos o jóvenes artesanos, prefieren dedicarse a otra cosa, y es que esto ya no es negocio, a veces hay que irse al norte, otros se quedan en la presidencia o el ayuntamiento, hacen algo distinto, pero es debido a eso más que a otra cosa, porque sí saben fabricar las piezas, a lo mejor a la gente ya no le importa tanto esto de las artesanías”, dice el artista.
Algunas técnicas como la del Barro de Petatillo, una de las más complicadas y antiguas, que tienen sus reminiscencias con los Tastoanes por los albores de 1824, pierde fuerza entre los artesanos aun latentes en el pueblo de Tonalá, pues los procesos de elaboración son complejos y no aseguran todas las piezas de cerámica al 100% en el último paso de la fabricación.
La técnica tiene como base el barro de tres colores: blanco, negro y rojo, mezclado con agua y arena; una vez formada la pieza, se deshidrata en el horno y se lija para darle un fondo de pintura, se decora utilizando flores o animales sobre una base de lineas entrecruzadas que forman una trama en forma de petate o petatillo. Posteriormente se aplica una capa de esmalte y se introduce por segunda vez en el horno, después de este punto la pieza pasa a estar finalizada.
Bastos comenta que los artesanos ya no siguen este proceso, y por practicidad, elaboran artículos, más escuetos y comerciales:
“Muchos ya sólo hacen cosas simples: Pintan floreros, dibujan dos o tres muñequitos y listo, se van a venderlos a la gente, pero ese no es el origen de la artesanía tonalteca, y hasta muebles encuentras por ahí, no está mal que lo hagan, porque también son parte de las artesanías, pero no se puede olvidar uno del origen que tenemos”
Otro aspecto muy importante en la caída del mercado artesanal en Tonalá, es la importación de productos chinos al país, pues su costo es muy bajo, comparado con la mano de obra tonalteca, de este modo se le orilla al artesano a ser mucho más simplista para poder competir con el producto importado.
“Definitivamente, uno tiene que abaratar costos, el barro, la leña, la pintura; todo tiene un tiempo, y la producción por consecuencia es de pocas piezas, mientras que las artesanías chinas llegan en mayores cantidades, eso nos afecta bastante, porque si la gente ya no viene acá a comprar artesanías, cuando si lo hace, compra cosas no hechas aquí”, dice bastos.
Sin embargo, Manuel Bastos, quien también es el encargado de la promoción y dirección de artesanos en Tonalá, tiene la esperanza de que las cosas vuelvan a retomarse como algunos años atrás.
“Lo que es un hecho es que Tonalá no se va a acabar nunca, siempre va a haber artesanía aquí, que pueda estar a la venta; esto es un hecho, lo que debemos hacer, es unirnos todos los artesanos y trabajar en conjunto, para que todos los afectados, que son torneros, escultores, sopladores de vidrio, y dibujantes, entre los tantos que hay acá, sigan con la tradición, que esto no se pierda por factores económicos”, sentenció.
Parece que si en la población tapatía aminora sus gustos por la artesanía tonalteca, muchos trabajadores claudicarán a su profesión, actividad que es un reflejo del origen de la historia mexicana y jalisciense, que se afronta a la extinción de manera directa.
“Trabajar la artesanía no es lo mismo que antes; las ideas, el desarrollo en el patrimonio de los individuos que nos dedicamos a esto, definitivamente ha cambiado mucho; sin embargo, algunos nos mantenemos acá porque es importante”
Tonalá, la cuna alfarera, es el mote que identificó al poblado de la Zona Metropolitana de Guadalajara… aun sigue vigente, pero puede que con el paso del tiempo, el apodo no perdure.
“Muchos de los nuevos artesanos o jóvenes artesanos, prefieren dedicarse a otra cosa, y es que esto ya no es negocio, a veces hay que irse al norte, otros se quedan en la presidencia o el ayuntamiento, hacen algo distinto, pero es debido a eso más que a otra cosa, porque sí saben fabricar las piezas, a lo mejor a la gente ya no le importa tanto esto de las artesanías”, dice el artista.
Algunas técnicas como la del Barro de Petatillo, una de las más complicadas y antiguas, que tienen sus reminiscencias con los Tastoanes por los albores de 1824, pierde fuerza entre los artesanos aun latentes en el pueblo de Tonalá, pues los procesos de elaboración son complejos y no aseguran todas las piezas de cerámica al 100% en el último paso de la fabricación.
La técnica tiene como base el barro de tres colores: blanco, negro y rojo, mezclado con agua y arena; una vez formada la pieza, se deshidrata en el horno y se lija para darle un fondo de pintura, se decora utilizando flores o animales sobre una base de lineas entrecruzadas que forman una trama en forma de petate o petatillo. Posteriormente se aplica una capa de esmalte y se introduce por segunda vez en el horno, después de este punto la pieza pasa a estar finalizada.
Bastos comenta que los artesanos ya no siguen este proceso, y por practicidad, elaboran artículos, más escuetos y comerciales:
“Muchos ya sólo hacen cosas simples: Pintan floreros, dibujan dos o tres muñequitos y listo, se van a venderlos a la gente, pero ese no es el origen de la artesanía tonalteca, y hasta muebles encuentras por ahí, no está mal que lo hagan, porque también son parte de las artesanías, pero no se puede olvidar uno del origen que tenemos”
Otro aspecto muy importante en la caída del mercado artesanal en Tonalá, es la importación de productos chinos al país, pues su costo es muy bajo, comparado con la mano de obra tonalteca, de este modo se le orilla al artesano a ser mucho más simplista para poder competir con el producto importado.
“Definitivamente, uno tiene que abaratar costos, el barro, la leña, la pintura; todo tiene un tiempo, y la producción por consecuencia es de pocas piezas, mientras que las artesanías chinas llegan en mayores cantidades, eso nos afecta bastante, porque si la gente ya no viene acá a comprar artesanías, cuando si lo hace, compra cosas no hechas aquí”, dice bastos.
Sin embargo, Manuel Bastos, quien también es el encargado de la promoción y dirección de artesanos en Tonalá, tiene la esperanza de que las cosas vuelvan a retomarse como algunos años atrás.
“Lo que es un hecho es que Tonalá no se va a acabar nunca, siempre va a haber artesanía aquí, que pueda estar a la venta; esto es un hecho, lo que debemos hacer, es unirnos todos los artesanos y trabajar en conjunto, para que todos los afectados, que son torneros, escultores, sopladores de vidrio, y dibujantes, entre los tantos que hay acá, sigan con la tradición, que esto no se pierda por factores económicos”, sentenció.
Parece que si en la población tapatía aminora sus gustos por la artesanía tonalteca, muchos trabajadores claudicarán a su profesión, actividad que es un reflejo del origen de la historia mexicana y jalisciense, que se afronta a la extinción de manera directa.
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